De cara a fundamentar estas intervenciones corporales dentro de un ámbito psicodinámico, se hace necesaria una revisión, si bien no exhaustiva, sobre lo que significa el cuerpo para diferentes autores. Freud tomó el cuerpo como modelo en el desarrollo de su teoría: de hecho, en sus orígenes, el psicoanálisis parte del cuerpo erógeno del síntoma conversivo. Reich, pionero de las terapias corporales, desarrolla la teoría de la economía sexual para mostrar cómo la salud mental estriba en la libre circulación de la energía sexual. Se hablará de las ideas de Bion sobre los procesos de transformación de la experiencia y el camino que conduce desde la experiencia corporal al pensamiento abstracto. Winnicott mostró cómo la continuidad del psique-soma y el sentimiento de existencia dependen del sostenimiento psíquico y físico de una madre suficientemente buena. Autores como Bick y Anzieu propusieron el concepto de piel como continente: así como el cuerpo es contenido por una piel de la que el bebé se adueña en el contacto con la madre, la psique también es contenida, envuelta por la conciencia. Se expondrá cómo los teóricos relacionales han puesto el foco en el diálogo corporal entre paciente y terapeuta, y cómo plantean el trabajo sobre los procesos implícitos no verbales que nunca fueron producto de la represión.
En El yo-piel (27), Didier Anzieu plantea una extensa metáfora sobre el origen del psiquismo. Del mismo modo que la piel es la envoltura del cuerpo, la conciencia envuelve el aparato psíquico. Anzieu sigue el principio freudiano de que toda función psíquica se fundamenta en una función corporal a través de una transposición al plano mental de ese funcionamiento orgánico. Por otro lado, parte de la idea de que a lo largo de la evolución filogenética, el sistema nervioso tiende a integrar los elementos más arcaicos en las nuevas estructuras, siendo el órgano más reciente y cercano a la superficie, como es el cerebro en el caso del ser humano, el que toma las riendas del sistema.
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Anzieu revisa las aportaciones de la etología de la crianza a través de autores como Bowlby y Harlow. La búsqueda de contacto corporal entre el bebé y su cuidador principal es un factor fundamental en el desarrollo, factor asimismo independiente de la necesidad de alimento. La privación de contacto materno temprana puede llevar a alteraciones profundas e irreversibles. Bowlby describe la pulsión de apego como una búsqueda de contacto y proximidad corporal y social. El bebé concibe a la figura de apego como una base segura para explorar su entorno. El miedo, la enfermedad o el cansancio favorecen conductas de apego como el aferramiento y la búsqueda de contacto físico. Las experiencias de Harlow con primates revelan que dentro de los factores que participan del sistema de apego, el que tiene más peso es la sensación de bienestar al contacto con la piel suave de la madre. Es el placer de ese contacto lo que favorece el apego, y así se convierte en la condición para una posterior separación y autonomía.
Anzieu, por otro lado, justificó la prohibición del contacto en psicoanálisis. El desenlace del análisis de Josef Breuer con Anna O. alertó sobre el peligro de la cercanía corporal entre paciente y terapeuta. La prohibición de tocar impide que la violencia física o la seducción sexual puedan invadir la relación analítica. Anzieu reconoce que esta prohibición estaba justificada sobre todo en el tratamiento de la patología histérica que copaba las consultas de la época. Reconoce que el problema es diferente con el neurótico obsesivo, que puede encontrar en la distancia física un refuerzo para sus defensas: la fobia al contacto, la escisión psique-soma, la racionalización. Y más aún para los estados límite o la personalidad narcisista, faltos de un yo-piel que los contenga y los limite. Sin embargo, aun en estos casos, se mantiene la prohibición de tocar. Para Anzieu, la palabra del analista tiene poder de piel: la palabra como envoltura sonora sería el equivalente simbólico del contacto táctil, que en ningún caso se haría necesario (27). Además, para este autor, las primeras prohibiciones que se le plantean al niño están referidas a los contactos táctiles. Esta renuncia a los placeres de la piel permite la transformación de la experiencia corporal concreta en representaciones propias de un yo psíquico diferenciado de un yo corporal.
Establece una analogía entre la piel somática y la piel psíquica. Así como la piel otorga una envoltura al cuerpo, el yo proporciona una envoltura a los pensamientos. Define tres funciones para ambas: 1) continente de contenidos (Bion); 2) frontera entre lo interior y lo exterior, que protege de las intrusiones y agresiones de los demás (seres u objetos); 3) comunicación con los otros, establecimiento de relaciones significativas e inscripción de las huellas que ellos dejan.
D. Anzieu propone una pulsión de apego ligada a la pulsión de autoconservación. Esta función tiene la meta de satisfacer la necesidad de protección, consuelo, sostén. El objeto de la pulsión de apego es el Yo-piel materno, estimulante y comunicante. Lo que se introyecta son los estímulos que él suscita.
Tercera dualidad: Toda prohibición se construye en dos tiempos. La prohibición primaria del tocar se dirige al contacto por estrechamiento corporal, que cubre una gran superficie de la piel. Se opone a la pulsión de apego o aferramiento: a la fusión y confusión de los cuerpos. Constituye un límite a la simbiosis, al contacto que implica la fantasía de una piel común.
Ejercicio de auto observación. Se propuso al grupo cerrar los ojos y con las manos, agudizando el tacto, comenzamos a recorrer y percibir la piel de nuestra cara, la piel de la frente, de los párpados, las mejillas. Fuimos observando los relieves, la textura, los pliegues, la temperatura y continuamos por la nariz, la comisura de los labios, el mentón, seguimos por la cabeza, el pelo, el cuero cabelludo para continuar y concluir en el cuello en su cara anterior y posterior. Detenerse en algún punto que deseaban y profundizar el contacto y la escucha sensible. Sentir la textura, relieve, densidad, tono y temperatura. Nos detuvimos y observamos las sensaciones que aparecen en nuestro cuerpo después de ese recorrido. Pensar una palabra que defina esa sensación y compartirla con el grupo. Al realizar la puesta en común surgieron palabras como: placer- paz-tranquilidad-necesitaba esa tranquilidad, algo positivo, lindo el foco en sensibilizar, tener empatía.
Marisa explicó la función de la piel no sólo desde el aspecto biológico como una barrera sino que expresa las emociones, es una conexión entre el yo y el yo psíquico.Didier Anzieu analiza cómo la piel siendo el órgano más grande de nuestro cuerpo cumple una función de barrera protectora y puerta de comunicación con el exterior teniendo un fuerte arraigo en el aparato psíquico.
Didier Anzieu publicó en la Nouvelle Revue de Psychanalyse un artículo titulado Le Moi-peau, cuyo impacto en el mundo universitario y clínico fue determinante. Hoy el autor nos presenta la síntesis de sus investigaciones y propone una teoría de las funciones del Yo-piel. La piel es la envoltura del cuerpo, de la misma forma que la conciencia tiende a envolver al aparato psíquico. Desde este punto de vista, las estructuras y la función de la piel pueden proporcionar a los psicoanalistas y a los psicoterapeutas analogías fecundas que los guíen en su reflexión y en su técnica. El Yo-piel aparece en primer lugar como un concepto operatorio que precisa el apoyo del Yo en la piel e implica una homología entre las funciones del Yo y las de nuestra envoltura corporal (limitar, contener, proteger). Considerar que el Yo, como la piel, se estructura en una interfaz permite enriquecer las nociones de frontera, de límite y de continente en una perspectiva psicoanalítica.
Este artículo revisa los valores de los que es portadora la transparencia y su influencia en la arquitectura y el diseño de mobiliario a lo largo del siglo XX. Es un distintivo en los objetos modernos la tendencia a la mínima materialidad: ésta puede alcanzarse bien reduciendo su superficie, o bien su visibilidad. Los objetos transparentes transmiten, a través de su apariencia etérea, connotaciones relativas a su avanzada tecnología. A través de su piel vemos sus entrañas y, debido a esta inmediatez perceptiva, consiguen erigirse poéticamente en perfectos adalides de la virtud y la honestidad. Sin embargo, las declinaciones de esta idea, desde los inicios de la modernidad hasta hoy, son múltiples y diversas. La dimensión metafórica de esta imagen transita a través de claves religiosas, políticas, psicoanalíticas y estéticas. Sinónimo de modernidad, sinceridad, ligereza y levedad, sin duda nos encontramos ante uno de los principios básicos de este milenio. 2ff7e9595c
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